En este Verger florido,
Llora la bella azucena,
Que de tristeza va llena,
Esta flor, de corazón herido.
La cubre un eco de bondad,
Con remansos de dulzura,
Y en su caminar la ternura,
Repleta de amor y verdad.
Lloran con Ella los pétalos,
Que venturosos brillan,
Mirando tan dulce mejilla,
Que a sus pies Jaén se humilla.
En silencio llora su pena,
Esta flor, esta azucena,
Que de madrugada va plena,
De llanto, amargura y tristeza.
Herida llega ante el Lirio,
Repleta de aroma y esplendor,
Y el palio todo dolor,
Dando luz, a la Madre de Dios.
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